CORTO Y CONFICCIÓN

Omar Muharib

31 enero, 2005

Ángeles caídos

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Somos ángeles caídos... en desgracia, que dispararon sus dardos a los corazones equivocados; y nos exiliamos en un mundo que nadie habrá de disputarnos.
Sé que soy al menos dos, porque sino, ¿a qué viene eso de hablar solo?, siempre hay uno que dice: " ¡venga tío, vamos a ordenar, que esto está hecho un asco! "; el otro no contesta, pero se pone sus guantes de goma y encara la tarea con un entusiasmo que parece real.

21 enero, 2005

Madurez sexual

Todo se reduce a unos cuántos secretos lamentables, Laura quería escribir un libro que se llamaría "La Vida", a los diecinueve años, y yo, descubrir el punto exacto en el que pudiera disfrutar de su cuerpo sin mantener conversación penosa alguna. Lamentablemente, nunca consigo eludir el sentir una especie de desprecio por las mujeres capaces de interesarse por un tipo como yo; pero a veces, veo sus bocas carnosas, la adorable forma femenina, o los pezones insinuándose bajo una prenda fina y me transformo en un Mr. Hide inacabado de manos hambrientas. Mis dientes entonces, buscan el labio inferior y un tropel de ideas lascivas me asaltan, guiando mis ojos hacia los puntos en que la carne abulta en curvas suaves y tentadoras.
Reconozco los mecanismos con que me ha dotado natura en su afán reproductor, pero decidido a hacerles un favor a los hipotéticos reproducidos, me entrego sistemáticamente a un sexo considerado pecaminoso por unos y festivo por otros, así como a la masturbación relajante y placentera. Algo así como un acto de amor propio.
Es una pena que la completa madurez sexual, llegue cuando el fruto en sí está decididamente podrido para el noble acto de la seducción.

13 enero, 2005

Desilusión

No sé bien si sabré exponer claramente la desilusión que me ha producido la aparición de Ramona Maneiro en los populosos circuitos de la miseria ética. Hube admirado a esta mujer hace años, cuando fue una pieza clave para que Ramón Sampedro se enfrentase a la insolencia de magistrados y obispos, que le negaban la libertad de decidir sobre lo que sólo a él atañía. Fue la valentía de esta mujer, la que permitió a aquel gallego admirable, acabar con el diálogo de sordos en que se había convertido la discusión pública de la eutanasia. Creo que todos teníamos claro cual era el papel de cada uno y los riesgos asumidos, y aquella discreción honrosa mereció mi admiración y respeto.
Es una pena que ahora, prescrito el delito, quede desvirtuado lo que me pareció en su día un acto de amor y justicia. Estas apariciones a cambio de unas monedas, no están avaladas por ninguna causa justa, ni contribuyen en medida alguna a sustentar los argumentos categóricos de Ramón Sampedro. Es al parecer muy difícil saber ser bueno hasta el final, y que a veces, quedarse calladito, hace que uno sea más guapo.

12 enero, 2005

La casa


Guardo en mi casa los trofeos del pasado, no son piezas de metal cromado que conmemoran alguna hazaña deportiva o el guapismo perril de la mascota de uno. Son las reliquias del devenir histórico personal. Atesoro en este mausoleo modesto el halo perenne de aquella sonrisa de mujer, que me enamoró con una pasión fugaz.. que deseé eterna. También por supuesto quedan rastros de la euforia decorativa que tienen algunas mujeres en un territorio virgen de mariconadas inútiles, como suelen ser los habitáculos de solteros escurridizos. Pero poco a poco todo vuelve a su cauce.
Mi casa ha sido el escenario de episodios grandiosos y miserables de la condición humana; afortunadamente a una escala tan pequeña que solo algún que otro enfrentamiento entre culturas tuvo lugar; hubo perfidias, y actos tan bellos que han dejado aromas y sonidos que muy probablemente nadie más que yo pueda percibir. Eso es tener una casa, aunque en realidad no sea de uno; muros y volúmenes impregnados por nuestra felicidad e infortunio, espacios habitados por emociones antiguas y alambicadas remembranzas modernas.
Este es el único lugar sobre la faz de la tierra en que sabemos dónde está la sal, el taladro o las bombillas de repuesto, por eso nos sentimos tan a gusto.
Un hombre que envejece solo en una casa se va convirtiendo en un perro, al que lo peor que puede pasarle es que la vida no sea predecible. Elabora racionalmente rutinas de carácter práctico, si bien no puede sustraerse a algunas otras, de ámbito más bien simbólico, al que ubicaremos en el apartado general de : manías.
Para muchos nuestra casa es nuestro reino; hoy mismo vi salir una mujer de su portal, y persignarse complicadamente en tres ciclos que me parecieron idénticos, olía a superstición y a conciencia de entrar en campo enemigo.

05 enero, 2005

Rey Mago

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Fui en un tiempo un rey mago subrepticio
que apilaba los regalos de una niña
que dormía agotada por la espera,
de presenciar un milagro siempre esquivo.

Pero el reino ha sufrido convulsiones,
y me quedé sin aquel súbdito crédulo,
que ceñia mi corona estacional
de entusiasta valedor de fantasías.

Ahora atravieso los desiertos
con mis tristes ofrendas negociadas,
a lomos de un camélido de alambre
por grandes superficies atestadas.

Ya no es tiempo de simbólicas ofrendas
y las dádivas están predestinadas
a dotar de razón las estrategias
de las normas comerciales consagradas.

Con la impericia habitual de un rey beduino,
para los lazos y la paquetería,
remato mal los envoltorios coloridos;
pensando en que la larga travesía
habrá de disculpar los desperfectos.

Y puedo hacer cuanto ruido quiera,
que no hay nadie que pueda sorprenderme
usurpando las tareas de los magos,
pero apilo los paquetes sigiloso
y dejo agua a los dromedarios.


04 enero, 2005

El idiota

Me duele esta sensación de ser insignificante, de no resistir la menor comparación con hombres y mujeres más dotados. El tiempo ha pasado sin que encuentre el sitio en el que poder sentirme conforme, es decir, conformarme con lo que soy. Tengo, para colmo, una buena disposición para entender la necesidad de progreso que no puedo apuntalar con la voluntad o el atrevimiento de acometer nuevas empresas. Me siento como un tarado lúcido, como un idiota que intuye en la aspiración a la inteligencia el secreto de la elevación. Imbuído de una fatiga espiritual persistente, hago malabares con ideas que pesarían mucho, de ser consideradas con una mayor seriedad. Aspiro a la admiración de aquellos que han probado ser superiores a mí, como bálsamo a las llagas del avergonzado juicio de valores al que me someto a diario. Soy un self made man, no cabe duda, pero que se ha hecho tan mal, que se ve obligado a la argucia para obtener el crédito de los engañados. Pero mis víctimas no se quejan; asesino suave de la verdad, soy un dios bienhechor para los confundidos, un rey mago de los niños que no han muerto al hacerse adultos. Regalo los sueños imperfectos que genero a aquellos que los necesitan, a los que se han privado de soñar para ser mejores, hombres y mujeres de provecho, serios y responsables, que han olvidado el aroma dulzón de las quimeras.