CORTO Y CONFICCIÓN

Omar Muharib

30 noviembre, 2005

Omar Khayyán

Omar tenía una personalidad; yo, afortunada o desgraciadamente, no tengo ninguna. De lo que soy a una hora, a la hora siguiente me separo; de lo que he sido un día, al día siguiente me he olvidado. Quien como Omar, es quien es, vive en un solo mundo, que es el exterior; quien como yo, no es quien es, vive no sólo en el mundo exterior, sino en un sucesivo y diverso mundo interior. Su filosofía, aunque quiera ser la misma que la de Omar, forzosamente no podrá serlo. Así, sin que de verdad lo quiera, tengo en mí, como si fueran almas, las filosofías que critique; Omar podía rechazarlas todas, pues eran exteriores a él; no las puedo rechazar yo, porque son yo.

Fernando Pessoa

Hoy se cumplen setenta años de la muerte del gran poeta portugués.

26 noviembre, 2005

Un nuevo amigo

Decidí hacerme amigo mío cuando supe que iba a morir, y fue todo un descubrimiento; ahora hablamos mucho. Hoy comentamos el sueño en que una morena mexicana venía a despedirse y convinimos en la pena.
Intento dormir menos, quiero disfrutar de esta amistad a término fijo, quiero aprender de él, lo que pueda enseñarme, aunque no me sirva ya de mucho.
Ojalá todos y cada uno, sepan quererse a tiempo, porque nunca hay tiempo suficiente, para lo que desearíamos eterno. Buenas noches

22 noviembre, 2005

El perrito

Miro mis manos arrugadas y me digo que el tiempo no ha pasado en vano, que podría haber sido peor, pero que ya está suficientemente mal.
Casi ochenta veces ha dado la tierra la vuelta al sol desde aquel día . Nada ha cambiado desde entonces. Aquel perrito que no se ha borrado de mi memoria, me sigue mirando desde su azoramiento, desde su no entender porqué .
Crecí apartado de los líderes y de los fuertes, postergado de las grandes decisiones así como de los secretos impíos de los más audaces; quizás por eso, un gran mundo de sueños vengadores fue creciendo hacia el interior de mi vida. Nunca ha dejado de hacerlo. Por eso ha terminado ocupando casi todo el espacio disponible y no ha dejado sitio para las actividades concretas. Algún día, un grupo de preclaros científicos podrá explicar con números y cadenas de ADN toda esta maraña de sinsabores y derrotas de entrecasa, dirá que hay una saga universal de náufragos soñadores, de perdedores natos, debido a una distracción de la selección natural.
El perrito se alejaba confuso, girando su cabeza cada tanto, no sabiendo porqué los niños que una hora antes lo habían acogido joviales, le arrojaban esas torpes y desafinadas piedras. Ajeno a la sinrazón y a la razón, Capitán atravesaba el mundo en busca de un lugar donde dormir su confusión. El no sabía que de entre aquellos niños palurdos había uno que por alguna razón oscura, le había atribuido no sé que enfermedad, lo que llevó al resto del rebaño a reaccionar de aquella manera tristemente hostil. Yo te digo perrito, que no creí aquel fútil argumento pero que no podía oponerme por falta de fuerza física y espiritual al pergeñador de la intriga ; y que las piedras que voluntariamente te pasaban tan lejos, eran las mías.
Las golondrinas pasaban raudas por la misma esquina donde Gimenez jugó un día con barro limpio y yo me quedé maldiciendo mi debilidad, tenía 8 años. No sabía que aquel episodio iba a pesarme todavía más de setenta años despues; y lo que es peor, que inauguraba una serie pocas veces interrumpida de vacilaciones y flaquezas que finalmente, me alejaron de cualquier grupo humano . Incapaz de enfrentarme a los fuertes o de abusar de los débiles, me fuí huyendo hacia un paisaje interior donde las historias eran construidas con ladrillos amables, donde las muchachas eran capaces de ver, y apreciar, el alma de los chicos tristes, y despreciar las bravatas y la gallardía de los triunfadores. Por el camino, algunas almas suaves y arrinconadas como la mía, animaron y hasta alimentaron mis desvaríos con una pretendida comprensión y aprecio; otras me declararon una guerra abierta de desprecio, pero mis oídos del espíritu no podían sintonizar aquellas frecuencias prosaicas y malsonantes.

21 noviembre, 2005

Visitas en el tiempo

Mis amigos han venido a verme, Clara tiene nueve años y yo los mismos de hoy. Me sienta bien su presencia, incluso el calor de sus cuerpos hace que la casa sea cálida. Días bellos y pacíficos.
Lucas y yo discutimos acerca de mi timidez (hipotética según él), le explico que yo me crezco cuando ellos están conmigo, completando mi vida, y para demostrárselo, me ligo a una alemana, una dulce figura transparente de ojos azules y dientes deslumbrantes. Yo no soy capaz de hacer estas cosas cuando estoy solo, le digo; cuando él me contesta, estamos en las gradas de un estadio en Brasil, alentando a mi equipo de los 14 Años, pero sigo siendo yo, con mi jodida edad. Bebemos algunas cervezas mientras “nuestro “ equipo, Nova Chicago le gana 3 a 1 al Deportivo Espanhol.
Mi vida ha perdido los límites y las barreras, y voy entre olas cálidas y confusas, recorriendo sus confines.

15 noviembre, 2005

Sueño

En mi sueño, por alguna razón, me hacía cargo de un muchacho de unos catorce años con síndrome de Down. Había una especie de conspiración en torno a él, en la que participaba una persona de la que voluntariamente me desligué años atrás. Me pesaba retomar el contacto pero lo asumía como inevitable. Participaban en la trama, al menos un famoso futbolista y un periodista al que detesto, pero en ningún momento eran claros los objetivos de aquella confabulacón. Puedo recordar como me empleaba a fondo en ser didáctico con aquel adolescente, intentando ser claro para su estimada capacidad de recepción pero sin hurtarle o disminuir, lo que yo consideraba la verdad, a su limitado entendimiento del mundo adulto. Determinado a no sustraer a su conocimiento ningún aspecto de la vida cotidiana, le permití probar por primera vez la cerveza; su rostro pálido y agotado, me hizo ver que quizás me hubiera excedido con aquel experimento y le mandé a dormir. En la siguiente escena que recuerdo, un par de policías municipales (un hombre y una mujer) discurrían en tono inculpatorio sobre mi conducta, ante una nutrida audiencia de la gente del barrio del chaval. Ella tenía unos dientes relucientes y desmesurados, con una curvatura hacia adentro que recordaba los de un castor; él era un hombre entrado en años y mostraba una menor autoridad, o una mayor cautela a la hora de las acusaciones. En mi defensa, mi oratoria era fluída y contundente, y terminaba acusándoles a ambos de mantener una actitud inmovilista y paternal con quien seguramente tenía mayor capacidad que ellos. Sentía en mi discurso, que mis argumentos calaban hondo entre los presentes y que sentían que la razón estaba de mi parte.

13 noviembre, 2005

Limbo

El tiempo ya no existe, entre una vana tiniebla de susurros, se apaga la llama. Sólo duele a veces, y basta pedir ayuda para que me inunden de paz y sueños. Mi mente es un pasillo largo como mi vida; innúmeras puertas para revivir secuencias, tanto olvidadas como inolvidables. Me apresuro por este pasillo sin fin, y abro la puerta a recuerdos y seres que ya han partido, hasta que vuelva a doler. Entrará Norma con su carrito, y por detrás de él, ese esternón que aún me atrae; milagro obsesivo y autista de la Naturaleza. Tras el ritual, me clava algo en el dorso de la mano, cosa que espero como a una sensación dulce, y vuelta a empezar.
Hay episodios que vivo como un extraño, vivencias que no he tenido, y sin embargo, allí están, delineadas con la misma perfección de un recuerdo real.
Me doy cuenta de que algo en mí quiere ajustar cuentas con la vida, y se apresuran a huir los sueños que pronto no podré tener; parece que el capitán Oniris decidió soltar el lastre de fantasías sin esperanza. Mañana os contaré alguno, porque ahora siento que va a empezar a dolerme, y no pienso darle al sufrimiento ninguna oportunidad.

12 noviembre, 2005

Remanso

Me encuentro a veces en un estado intermedio entre el sueño y la vigilia; los olores y los sonidos son consistentes, pero mi visión aparece poblada de fantasmas oriundos del mundo paralelo de la medicación y el sueño. Me ha visitado mi madre, muerta hace muchos años, y lloré en su regazo mientras su mano acariciaba mi cabeza como solía hacer. El olor del hospital anulaba el olor a cocina de sus manos, y el incesante biiip..bip...biiip.. de una máquina próxima eran sus palabras. Podía entender en aquel sonido machacón, las palabras de mamá, creo que debido a las vibraciones que me llegaban de su cálido contacto. Supe que ella era capaz de leer mis pensamientos; la muerte, al parecer, no ha podido robarle aquella antigua cualidad, que hacía imposibles los secretos y la impunidad ante alguna travesura. Debía pensar en aquello que quería decirle para que ella lo captase y contestara en sus bips..,bips y caricias reconfortantes. Desperté esa tarde con los mismos olores y mi madre arrullándome, pero al abrir los ojos, me encontré a Clara, que la había sustituído.
-Clara, querida, deberías tener un hijo, le dije; y repetí su nombre en mi argumentación varias veces; ahora que lo recuerdo, quiero que me lo oiga decir, porque sé que tienen que sonar a amor y agradecimiento, esas cinco letras que he recuperado . Ella se da cuenta y me sonríe: ..bip..biiip.

01 noviembre, 2005

Declive

Si me estoy preguntando si es que alguna vez vi juntos, o al menos al mismo tiempo a esos dos, es porque comienzo a tener una estúpida idea. La esencia de mi pesadilla de la otra noche, no estaba en los celos, sino en el extraño poso que me dejó el pensar que los dos fueran en realidad uno. Ya he aprendido a que el mal y el bien no son nunca absolutos. ¿Porqué se empeña la vida en quitarme la única ilusión en lustros? El médico anda desaparecido desde hace algunos días.
Busco en los gestos de la enfermera, detalles que delaten mi teoría, y si bien procura distraerme con aspavientos de escote y sonrisas melifluas, he notado una eficiencia de tecnócrata en sus cuidados. Sólo confío en mi hija, los demás, sosas marionetas aquiescentes, atendiendo a mis circunstancias. Tengo siempre presente su carita de hada envejecida a destiempo. ¡Si sólo pudiera recordar su nombre...!