CORTO Y CONFICCIÓN

Omar Muharib

29 junio, 2004

Reflexión

Cuando uno se hace mayor parece como si el espacio se redujera, los actos mecánicos fueran más imprecisos y la irritabilidad ante la impotencia de asistir al desastre ocupara el lugar de las satisfacciones.
La falta de flexibilidad en algunos casos y de concentración en otros hacen que cada tarea sea complicada o plagada de errores.
A esta altura del partido uno ha aprendido que no se puede seguir siendo un salvaje y se ve compelido a mantener contactos de tipo social carentes de cualquier interés.
Recuerdo haber leído que aquel que quiera tener éxito en su vida social debe ayudar a los demás a sostenerse la careta.
Aquella antigua sensación de esperar algo que habría de ocurrir ha dejado paso aun no esperar absolutamente nada desalentador y abúlico.
Una especie de cansancio vital se apodera del espacio antiguamente destinado a las expectativas de futuro, a los anhelos y los sueños.
Los actos de heroísmo de los otros comienzan a ser analizados desde una óptica muy distinta, los propios, ya no existen.
Si por alguna extraña razón buscamos impresionar a alguien, no será con ampulosos despliegues de fortaleza o entusiasmo, sino con actitudes cínicas de corte refinado, puesto que hace tiempo
nuestra escala de valores ha cambiado y lo audaz y espectacular nos acerca más al ridículo que otra cosa.
Algo sin embargo,permanece inalterado en nosotros es un espacio diferente que no puede utilizarse para nada práctico y que al parecer esta destinado a los goces de tipo espiritual; en él podemos valorar aún una buena poesía, una frase ingeniosa o inteligente. Infelizmente esta parcela es muy difícil de compartir pues las valoraciones son extremadamente subjetivas.

26 junio, 2004

Escucha la radio

Escucha la radio, enamórate de las sirenas que cantan en la madrugada, y naufraga entre los muertos que genera el despertar salvaje de los odios cocidos a fuego lento.
Escucha la radio y mira alucinado el cuentakilómetros de nuestra civilización. Claro que es una competición a varias velocidades, Ligas Culturales que se encuentran solo para contar las víctimas; directas, colaterales y otras categorias que no aparecen en los medios. Ya lo cantó un magnífico autor brasileño, el dolor de la gente no sale en los periódicos.
Escucha la radio, y siente que esos desconocidos que te hacen reir por las mañanas podrían ser tus amigos, si ellos quisieran. Apréndete de memoria los anuncios, y envidia a quienes van dirigidos porque son diferentes, no son tú (ni tu circunstancia).
Escucha la radio, y aprende la variedad de intereses que impulsan el tercer movimiento de la tierra, el de regresión, pero felicítate también por poder saber lo que no sabes. Hay hombres y mujeres admirables a lo largo y ancho de la tierra; se asoman a tu casa y a tu soledad, para hacer que tus horas sean amables, y que puedas decidir con quién y con quién no estas de acuerdo.
Conéctate a la palpitante actualidad del deporte, que casi siempre suena mas emocionante de lo que en realidad es.
Escucha la radio y verás.