01 octubre, 2004

Equívoco

Dormía placidamente en mi reino cuando una urgencia nocturna me hizo abandonar la cama. No encendí la luz porque llevo muchos años en palacio y puedo moverme por él a oscuras. Pero esta vez, el pasillo parecía más largo, y las voces que flotaban levemente en sus sombras, me dieron a entender que había rincones ocultos a mi conocimiento. Encontré un mundo ajeno, de muertos en blanco y negro, de vidas y proyectos lejanos a mí. Después de un largo viaje, encontré un hueco por el que acceder de nuevo a mi cama, sin recordar haber realizado ningún viraje.
No sé si extraer de esta experiencia que, hay en la oscuridad puertas que pueden conectarnos a otras estancias, a otras realidades que flotan a nuestro alrededor, o que los sueños, a veces, nos pasean por otros universos efímeros con una solidez que engaña; de ser así espero, para la próxima vez, acertar con uno de mis sueños, y no vivir impacientemente el de otro, que seguramente tampoco disfrutará de los míos.