24 septiembre, 2004

Carta de amor de un superhéroe a un hada

Querida hada, hermosa nana me has cantado, y aunque estoy hecho una piltrafa de no dormir lo suficiente siento que me nace el deseo de contestar a tu presencia oportuna, a tus besos descalzos y al roce de tu piel que me es dado imaginar. He sentido, aunque no lo creas, tu pecho contra el mío, y he visto brillar tus ojos en las sombras, he cogido tus muñecas y sumergido mi cara en el aroma tenue del mar de tu cabello. Naufragué por fin entre latidos, y sentí deseos de llorar, o de reirme a gritos, de abrazar a los desconocidos y dar lo que queda de mi pobreza a los pobres, de fundar una ONG que reparta hadas entre todos los solitarios de la ciudad, para que estos a su vez, canten y silben por las calles, buscando desconocidos a quienes abrazar. Surgió un mundo perfecto de la nana y los corderos y de escuchar "duerme mi amor", que nunca lo había oído. Tejí con esa frase una capa y me fui a volar por la ciudad, flotando sobre las alcobas y los que ya no se aman; para todos tuve un poco de mi pena, para todos tuve el gesto comprensivo que solo es estandarte de los superhéroes que nacieron de una frase como esas. Van por el mundo con el gesto sereno, y una sonrisa transparente les revela la felicidad en ciernes, que les crece sin raíces sobre las ilusiones.
Soy Superman, El Zorro, El Chapulín Colorado, y llevo en mi pecho el emblema del tuyo .