20 septiembre, 2004

Sr. Juez

Sr Juez: ..... Así empezaban su última carta los que tomaban una resolución extrema. En mi caso lo hago para justificar ante un hipotético magistrado mis faltas a las normas. Pero es que a veces, Sr Juez, estas están pensadas para una realidad que ya no existe. No se le puede exigir a la tierra que dé más, cuando está agotada.
Supervivientes, eso somos los que pagamos el bienestar y no podemos contar con él porque, Sr. Juez, en eso nos hemos convertido, y hacemos trampas, a veces hasta con conducta cívica. No voy a darle detalles, que quizás a Ud. se le hayan escapado. Somos honrados ciudadanos, hasta donde podemos, limpios y de una urbanidad intachable, nunca montamos un número ni damos malos ejemplos en la difícil entelequia que es la vida en común. Salvamos la calderilla para poder educar a nuestros hijos y mantener ágil la rueda del consumo. Los verdaderos malos de esta película son otros Sr. Juez, pero nunca salen en los títulos de crédito. Buenas noches.