19 septiembre, 2004

Obamba

Desde la otra orilla del sueño me trae Obamba. Mientras rema pausadamente me habla con su sonrisa; una paz inmensa me ha crecido dentro, por fin lo entiendo todo. ¡Todo es tan hermoso !, este lago en calma, la presencia de este dios negro, gordo y bonachón protegiéndome de la incertidumbre.
Me dejó en mi cama, o al menos allí amanecí, con la horrible certeza de que los dioses nos dan a todos, el conocimiento de los secretos, pero también la capacidad de olvidarlos.