07 agosto, 2004

Versos

Hay quien escribe por ver su pensamiento,
quien lo hace por dinero,
o por puro aburrimiento.
Quien despliega las velas de sus sueños
cuando intuye los límites de un verso;
y se apoya en los márgenes del ritmo
para asumir de una vez su desconcierto.
Porque es difícil describir en un monólogo
la poética feroz de estar sintiendo
el discurso huérfano de gestos
que se gesta a traición de la vigilia.