10 julio, 2004

Noche de guardia

Mientras espera la medianoche, el Dr. Muharib escribe, está orgulloso de no haberse saltado ninguna toma de los medicamentos de su paciente, y es que desde siempre se ha puesto metas fáciles por carecer de la energía necesaria para las grandes gestas; pero se le ve desalentado, incapaz de construir una sola frase con el filo suficiente para atravesar el mundo y las corazas de otras sensibilidades. Está curiosamente inmerso en un desencanto que no habría de sentir si no midiera el mundo con la vara torcida de sus deseos, cuando nota una presencia que, sigilosa, hurga debajo de la almohada de su pequeño unicornio convaleciente.
_Perdone, pero ¿Ud.quién es?
_ Buenas noches, soy el Ratoncito Pérez, para servir a Dios y Ud.
_ ¡Marditos roedore!.