08 julio, 2004

Zombies

No era una casa acechada por unos cadáveres andrajosos, no sonaba música inquietante ni la iluminación dejaba abierta la posibilidad a un golpe bajo de apariciones repentinas aterradoras. Era un programa de televisión de esos al uso en nuestro prematuramente decadente siglo XXI, donde unas cuantas personas, a las que se les había muerto la dignidad, vociferaban y se insultaban por unas monedas. A alguien le he oído que lo que yo llamo monedas, son en realidad sumas mucho más importantes que las que gana la gente que hace cosas positivas, pero mantengo mi idea devaluatoria; ninguna cantidad es suficiente para dar en público, un espectáculo tan lamentable de miseria cultural.