07 agosto, 2004

La abuela

Todos le decíamos "La abuela" podría tener entre 70 y 1500 años y toda una vida en el país no había podido quitarle aquel endiablado dialecto calabrés. Caminaba, en un esfuerzo titánico, apoyada a la pared que unía sus dos mundos; la casa en que vivía, con una de sus hijas y sus nietos, y la contigua de su otra hija. Aquel trayecto mínimo ocupaba largos períodos en la vida de "la abuela", que amenizaba sus excursiones con confusas conversaciones con los que daban a pasar por aquella acera. Recuerdo haber variado adrede mis recorridos al salir de casa y ver a aquella sombra enlutada con rodete, reptar trabajosamente en aquella verticalidad asistida. Era casi imposible entenderle una palabra, y cuando el silencio a uno empezaba a serle incómodo, uno asentía con la cabeza y soltaba un comprensivo:"si abuela…".
A veces funcionaba, y después de que te soltara el brazo, podías marcharte satisfecho de ser buena persona cuando la abuela, ya recuperado el resuello, reemprendía la travesía. Pero a veces…, después de alguno de los mecánicos "si abuela" (que ya salían solos), sus ojos se encendían tras aquel velo blanco de eternidad. Pronunciaba entonces la única frase que le entendí en mi vida: ¡¡ ma come si !!