13 septiembre, 2005

Un viaje al pasado (VI)

De camino a Los Naranjos, mi hostal en Melegís, hacía cada tarde una última parada para hablar con un pastor que llevaba a sus cabras a pastar en las terrazas de verde hierba contiguas al pantano. Eramos, el uno para el otro, personajes extraños e interesantes que nos introducíamos mutuamente en mundos desconocidos, cuyos únicos puntos de intersección estaban basados en el telediario y algunos fenómenos televisivos. He disfrutado mucho de mis coloquios con este hombre sufrido y menudo, nacido al mismo tiempo que un hijo monstruoso de la historia, la guerra civil española. A través de sus sobrecogedoras historias, viajé a tiempos duros, que apenas podemos imaginarnos los que nacimos al abrigo de la paz. También me hizo reflexionar sobre el fenómeno actual de la globalización doméstica propiciado por el progreso de las telecomunicaciones; no me imagino viable, en un relato de hace veinte años, que el narrador citara una conversación con un pastor sobre política internacional o el crack financiero de Argentina.