29 diciembre, 2004

Viajero

He llegado a Irlanda por la mañana, sabía que me encontraría estas verdes praderas, esta gente "nosy" y amistosa, estas construcciones lejanas y acogedoras. Las pelirrojas abundaban tal como lo suponía en mis preparativos para el viaje. El aire es limpio y fresco, y me digo que no pudo ser más convencional mi arribo a estas tierras y aguas. Será que no puedo imaginarme bien las cosas, o al menos con una profundidad acorde a las aspiraciones de una intelectualidad más avanzada; la cuestión es que veo una postal. Me voy a otro sitio; a Calcuta no porque ya sé que no seré lo suficientemente imaginativo para obviar lo machacado. No sé viajar, pero me gusta, cierro los ojos y aparezco en mundos lejanos.
Quiero visitar al cierzo, eso es, no voy a ningún lugar en concreto, solo hacia el viento que barre los páramos. Porque sé que las ciudades son todas iguales; prefiero perderme en la luz y en el aire viajero, que pare arbustos y polvo, y cabalga aguas caudalosas. Sé que donde mora, hay corazones amigos, y otros que quizás lleguen a serlo, por eso lo he escogido; y si la próxima vez me decido por los monzones, intentaré que soplen en una boda multicolor, de gentes que se acercan poco a poco a nuestras vidas para enseñarnos la diversidad del mundo...ya estamos otra vez, contando películas, que por atractivas que hayan sido.....