01 agosto, 2005

Ciclos hacia la inmortalidad

Todo está sujeto a esquemas establecidos, a leyes sin tiempo que configuran la vida de los seres y las cosas. Podemos encontrar en la estructura del universo, los mismos elementos y comportamientos que se reproducen a escala ínfima en los andurriales de lo mínimo. Los sistemas estelares, los planetas, satélites o cuerpos errabundos en apariencia, pueden mirarse en el lejano espejo de los átomos, circundados por entusiastas electrones y neutrones, que marcan a la ciencia, los límites de una indivisibilidad en la que no creo. Hay infinito hacia ambos lados de la ambición de saber, y por más que dividas en dos lo casi inexistente, tendrás dos mitades de la cuasi nada. Asimismo, la vida en sí, como todo lo que esta genera, perdura en el diagrama de los ciclos; nacimiento, desarrollo y muerte.
Podemos aplicar estas etapas de lo definitivo a las estaciones, al amor o los estatutos de autonomía y las estrategias comerciales.
Puedes partir en dos la esperanza, llegar con el microscopio más potente al último escalón de tu ambición de lo eterno, pero no podrás superar la barrera que te impone aceptar que: tendrás, te habituarás y perderás; así las cosas, quien lo entiende, duda a veces en seguir el principio de inercia del contrato vital con las órbitas al uso, y se lanza a su representación como un cometa, buscando un sendero amplio y excéntrico para visitar la menor cantidad de constelaciones posibles; nacer, vivir y morir en lo que a ellas respecta.
Soy un engranaje de la inmortalidad en mi viaje, la semilla que cumple su papel y hace mutis por el foro, arrastrando el bagaje legado por desconocidos, para acrecentarlo y cederlo a quienes apenas nos conocieron.